Righteous Kill: crítica al relativismo moral

Frente a frente es un drama policial del año 2008, sobre dos policías veteranos de New York City a quienes les toca investigar una serie de asesinatos cometidos por un “vigilante” contra criminales que han conseguido evadir el castigo de la justicia. No es un tema novedoso ni poco trabajado en la cinematografía, pero esta película en particular le proporciona un atractivo adicional: dos leyendas del cine, Robert de Niro y Al Pacino, por primera vez en 40 años de carrera, son sus  protagonistas.

De Niro hace el papel del siempre enojado detective al que apodan Turk. Pacino es Rooster, su más moderado y conciliador compañero. Juntos tienen bien ganada la fama de ser infalibles, capaces de resolver cualquier caso mejor y más pronto que cualquiera de los demás detectives. Pero también los dos comparten un secreto oscuro, de sus primeros años de servicio.

La historia tiene varias y logradas vueltas de tuerca. Ahora bien, está dirigida al público adulto. Dentro de la trama, elementos morales, cristianos, y anti cristianos se entremezclan en un combo donde los comentarios crudos están a la orden del día, la violencia marca cada escena, y contenidos sexuales casi gratuitos aparecen más de una vez. Vista desde esta perspectiva, la trama no llegaría a ser inspiradora, y todavía menos potencialmente redentora.

Sin embargo, el planteo de tomar la justicia en mano propia deja abierta toda una interesante línea de reflexión acerca de uno de los grandes males de esta época: el relativismo moral. Cuando la justicia humana falla, la tentación de saltarse barreras está muy cerca. Todos en mayor o menor medida aceptamos la idea de que un mal comportamiento trae consecuencias negativas. Si alguien ha cometido terribles crímenes, ha actuado con profunda maldad, y debe enfrentarse a las consecuencias de sus acciones, decimos: “Tuvo su merecido” o “Cosechó lo que sembró”. La línea narrativa de la historia de Turk y Rooster, a diferencia de ello, pone en evidencia que no hay ninguna justicia poética en los crímenes del vigilante.

Nos hace pensar en cómo, bajo la máscara de quienes deberían personificar el bien y la verdad humana, se esconden aguas oscuras. Allí es que esta película marca el tono moral: cuando nos deja claro que los seres humanos no tenemos derecho a tomar la ley en nuestras manos. Sin dudas falta en la trama decirlo en forma expresa, pero no por eso es menos evidente: desde una cosmovisión  cristiana, sabemos que esa prerrogativa le corresponde a Dios.

El relativismo moral puede definirse como la falta de absolutos. Es la creencia de que la verdad absoluta no existe, y que lo que es verdad para alguien no necesariamente lo es para otros. Turk y Rooster han alejado de sus vidas lo absoluto. Se han alejado de la fe. Se han alejado de Dios. A nadie puede sorprender entonces que el resultado de este relativismo moral sea el caos.

Por eso, y a pesar de todas sus carencias argumentales, esta película nos recuerda que la Verdad existe.

Laura Álvarez Goyoaga